Érase una vez, en una ciudad bulliciosa, un joven ingeniero llamado Alex que estaba frustrado por la facilidad con la que se rompían las carcasas de sus teléfonos. Amaba sus aparatos, pero las endebles cubiertas de plástico no los protegían lo suficiente. Un día, después de dejar caer su teléfono por tercera vez y romper la pantalla, Alex tuvo una idea. ¿Qué pasaría si hubiera carcasas para teléfonos hechas de algo más fuerte, algo que realmente pudiera proteger sus dispositivos? Como era ingeniero, decidió tomar el asunto en sus propias manos.